rumiar la biblioteca

lunes, 18 de octubre de 2021

Bruno Lloret o narrar con cruces

 

Bruno Lloret, Nancy (2015), Avinyonet del Penedès, Candaya (2021)

https://www.candaya.com/libro/nancy/

Pobrecita Nancy. Es la hija de un matrimonio disfuncional que vive en la marginalidad. Es víctima de abusos incluso antes de tener la regla. Encima, tiene cáncer. Su hermano muere; su madre se va con otro. El padre pierde el trabajo y se obsesiona con Dios. Todo esto está narrado con una prosa viva, charlatana, algo desquiciada, con mucho humor, a pesar de lo sombrío de lo que nos está contando. Además, la narración viene con cruces, porque, como le dice una vez su padre, el "mundo es un desierto de cruces". Cruces por todos lados.




lunes, 11 de octubre de 2021

Don DeLillo o el apagón

 

Don DeLillo, Silencio, traducción de Javier Calvo, Barcelona, Seix Barral (2020)

https://www.planetadelibros.com/libro-el-silencio/320096

Un matrimonio está viajando en avión y aterrizan accidentadamente, aunque sobreviven. Apenas unas magulladuras. Han quedado para mirar un partido de la Super Bowl con unos amigos. Mientras tanto, en la casa donde esperan un matrimonio y un amigo joven, la pantalla del televisor se queda sin señal. Poco a poco todo se va apagando. Parece que el partido no podrá verse. Pero aquello no afecta solo al partido porque el apagón dura demasiado. La gente está saliendo a la calle. El amigo joven comienza un soliloquio extraño, ha cambiado la voz. Habla como si estuviera recibiendo un dictado, como si fuera él mismo una antena. Entonces el matrimonio del avión consigue llegar y todos comienzan a notar que les pasan cosas raras, que el tiempo es distinto, que la memoria les cuesta.

"Parece que se han vaciado todas las pantallas del mundo. ¿Qué nos queda por ver, por oír, por sentir? ¿Acaso hay un grupo selecto de personas provistas de una especie de teléfono implantado en el cuerpo? Lo pregunto en serio, dice el joven. ¿No será una salvaguarda contra ese silencio global que ahora marca nuestras horas, minutos y segundos? ¿Y quién es esa gente? ¿Cómo acceden a las llamadas subcutáneas? ¿Hay un código corporal, una especie de segundo ritmo cardiaco que transmite un aviso local?"

lunes, 4 de octubre de 2021

Lydia Davis enseña a escribir

 

Lydia Davis, Ensayos I (2019), traducción de Eleonora González Capria, Buenos Aires, Eterna Cadencia (2021)

https://www.eternacadencia.com.ar/blog/editorial/catalogo/item/los-ensayos-de-lydia-davis.html

Pocos textos tan explícitos en relación a cómo se corrige la escritura que algunos de los que recopila este libro, además de influencias, homenajes a autores que tradujo y otras tantas reflexiones alrededor de lo que significa leer y escribir. Lydia Davis es una de las escritoras más interesantes de la literatura actual. Personalísima, con una apuesta arriesgada (y digo arriesgada porque su estilo, aparentemente sencillo, está atravesado por un naif/minimalismo impostado y sumamente cargado de ironía, con repeticiones que van engordando el sentido de lo que se repite), leer a Davis se parece a un viaje al interior de su mente, y al mismo tiempo, cómo no, al interior de la mente del lector.

"Además, corregir las entradas del cuaderno me sirve de práctica constante. Y quizás lo que resuelva en la versión final de una entrada inspire otra frase en un cuento nuevo sin que yo me dé cuenta. O tal vez el cuaderno sea un lugar para ejercitar no solo la escritura sino también el pensamiento. Al fin y al cabo, cuando se corrige una oración, no solo se corrigen las palabras sino también las ideas. Y, en general, cuando logro describir algo a la perfección, afino la agudeza de mis observaciones así como mi dominio de la lengua. Entonces, hay muchas formas de justificar el tiempo que le dedico a una única oración del cuaderno, una oración que quizás nunca use. Pero, ante todo, como dije, a la hora de escribir sigo mis impulsos (en el cuaderno) sin preguntarme si lo que hago es sensato, útil, incluso ético, etc. Lo hago porque me gusta o porque quiero, que debería ser el punto de partida siempre que se escribe. (En cuanto a la cuestión ética, me niego a publicar un texto si me parece poco ético, pero el acto de exploración que encierra la escritura es muy diferente del carácter definitivo y público de la publicación. La escritura no deja de ser privada hasta que se hace pública.)" ("Corregir una oración")

lunes, 20 de septiembre de 2021

Agota Kristof y el narrador desquiciado

Agota Kristof, Ayer (1979), traducción de Ana Herrera, Barcelona, Libros del Asteroide (2021)

https://www.librosdelasteroide.com/-ayer

Tobías es un refugiado que trabaja en una fábrica y escribe por las noches. En realidad, ya no se llama Tobías sino Sándor, porque ha cambiado de país, y de nombre, y de vida. Enseguida sabemos que tiene un pasado turbio y notamos que está loco; se obsesiona con que, entre los refugiados, va a llegar una mujer llamada Line. Porque Line, una niña de la que estuvo enamorado de niño, tiene que haberse convertido en una mujer. Una mujer hermosa.

Por supuesto que ninguna otra mujer puede ser tan hermosa como Line. Ninguna puede estar a su altura. Todo eso no son más que fantasías del propio Sándor hasta que Line aparece. Un milagro. Un hermoso milagro. 

La sigue a todas partes. La espía. Sándor está terriblemente obsesionado, y los lectores sospechamos con qué nos va a salir este narrador desquiciado.

"—No podemos escribir nuestra propia muerte. Fue el psiquiatra quien me dijo aquello, y estoy de acuerdo con él, porque cuando se está muerto, ya no se puede escribir. Pero yo creo que puedo escribir lo que me dé la gana, aunque sea imposible, aunque no  sea verdad. En general, me contento con escribir dentro de mi cabeza. Es más fácil. En la cabeza, todo se desarrolla sin dificultad. Pero, en cuanto se escribe, los pensamientos se transforman, se deforman, y todo se vuelve falso. A causa de las palabras. Escribo allá donde voy. Escribo caminando hacia el autobús, escribo en el autobús, escribo en el vestuario de hombres, delante de mi máquina. El problema es que no escribo lo que tendría que escribir, sino que escribo cualquier cosa, cosas que nadie puede comprender y que yo mismo no comprendo tampoco. Por la noche, cuando transcribo lo que he escrito en mi cabeza a lo largo del día, me pregunto por qué habré escrito todo eso. ¿Para quién y por qué?"

lunes, 13 de septiembre de 2021

Fernanda García Lao o narrar a tajadas

Fernanda García Lao, Nación Vacuna (2017), Avinyonet del Penedès, Candaya (2020)

https://www.candaya.com/libro/nacion-vacuna/

Nación Vacuna es el nombre de un barco que viaja con destino a las islas M, precisamente las mismas islas donde sucedió una guerra contra Inglaterra que ganó la nación, o al menos así informa la Junta en prensa. El narrador se llama Jacinto Cifuentes, y su hermano trabaja en la Junta, y por eso recibe el encargo de preparar a unas mujeres para que suban al barco y vayan a las M, porque alguien tendrá que repoblarlas por fin con gente de la nación. En las M los supervivientes están enfermos y estas mujeres funcionan como antídotos: son mujeres-vacuna. Las mujeres son tratadas como cosas biológicas, ganado argentino, recipientes con finalidad patriótica.

"La ganadora del Proyecto Vacuna viajará a las M, secundada por dos finalistas. Los treinta infectados las esperan. Nunca los olvidamos, mienten. Hemos logrado una Vacuna que es un escudo de protección masivo. Pero no solo reanimaremos clínicamente a los sobrevivientes. Nuestra cruzada es moral, hace meses que viven sin hembras. Sodomizados, no son un buen ejemplo para la patria. Las seleccionadas vivirán con los héroes en los barracones hasta quedar preñadas. Las M resurgirán y de ellas nacerán niños sanos. Gracias a las hembras reconquistaremos el mito de nuestro más preciado pedazo de tierra."

Repleta de humor cínico, la prosa de García Lao tiene aquí un ritmo entrecortado. Frases cortas, con profusión de imágenes poéticas. Pero no solo las frases se despliegan como tajadas, los párrafos siguen la misma lógica. Fragmentos de la voz del tal Cifuentes, que por cierto, es hijo de carnicero.

lunes, 6 de septiembre de 2021

Francis Scott Fitzgerald y el desencanto

 

Francis Scott Fitzgerald, Todos los jóvenes tristes (1926), traducción de Antonio Golmar, Barcelona, Malpaso (2021)

https://malpasoycia.es/libreria/todos-los-jovenes-tristes/

Uno de los libros más emotivos, divertidos y fascinantes que leí este verano es Todos los jóvenes tristes del no menos fascinante Francis Scott Fitzgerald. Un libro que apenas ha envejecido un ápice. Y digo emotivo, porque transmite ese sentimiento del desencanto, cuando la experiencia nos va enseñando que la vida no es exactamente como nos la habíamos imaginado. No siempre se gana, lamentablemente. Scott Fitzgerald consigue hilar bastante fino al explicarnos el comportamiento humano, las relaciones de pareja, la nueva mujer independiente, las ambiciones de los nuevos ricos.

"Si hubiera sido la esposa de un pionero, seguramente habría luchado hombro con hombro junto a su marido. Pero aquí en Nueva York no había ninguna lucha. No peleaban a brazo partido por un futuro lejano de paz y tranquilidad. De hecho, tenían para dar y tomar ambas. Igual que varios miles de jóvenes esposas de Nueva York como ella, Luella quería sinceramente tener una ocupación. Si tuviera un poco más de dinero y algo menos de amor, podría haberle dado por los caballos o por alguna aventura amorosa. Y si tuviera un poco menos de dinero, su energía sobrante se habría visto absorbida por la esperanza o incluso por el esfuerzo. Pero los Hemple estaban justo en el medio." ("El componedor")