rumiar la biblioteca: Juan Antonio Santos
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lunes, 28 de septiembre de 2015

William Gaddis, Los reconocimientos y la monstruosidad

William Gaddis, Los reconocimientos (1955), traducción de Juan Antonio Santos, México, Sexto Piso (2014)
http://www.sextopiso.es/7679-los-reconocimientos/

Sabemos que los monstruos son seres híbridos confeccionados con la mezcla de elementos humanos, animales y necrológicos, que tienen un tamaño anormal y, sobre todo, facultades sobrenaturales. 

Nadie discutirá que la calidad de monstruosa puede aplicarse perfectamente a esta novela como también la capacidad de lo sobrenatural (de producir en el lector la experiencia mística o sobrenatural que se permita a sí mismo). Por eso tengan ustedes piedad ante estas torpes pinceladas, nada originales y herrumbradas por la duda:

1. Por "reconocimientos" entiendo (según las pistas de esta novela) aquello que reconocemos en las obras de arte como elementos/pasajes/situaciones/estilo/etcétera de otras obras de arte. Evidentemente no hay cosa peor que una obra que no se parece a nada. O dicho de otra forma: el arte conversa con la tradición. 
"Todo el mundo tiene esa sensación cuando mira una obra de arte y está bien, esa súbita familiaridad, una especie de... reconocimiento, como si la estuvieran creando ellos mismos, como si se estuviera creando a través de ellos mientras la miran o la escuchan, ¿y ha de ser pecado el querer haber creado belleza?"
"[...] mirar con memorias que... van más allá de ellos, que se remontan a... adonde se remonta la mía."
Quizá haya un paralelismo en este sentido con el otro gran tema de la novela: la religión cristiana y su relación con las religiones del sol o variaciones de la adoración al sol. Se resalta sobre todo el mitraísmo. Recordemos que Mitras mata a un toro en una caverna y que el mitraísmo, de carácter mistérico, salió perdiendo ante el cristianismo primitivo (pues este se practicaba en las ciudades). No sé si debemos o no relacionar todo esto con la importancia que tiene España y la religión católica en la novela. No sé (porque no aparece) si debemos reconocer en la celebración de la corrida de toros un mitraísmo simbólico. Por lo demás España aparece retratada como un territorio hostil, pobre y seco, un lugar que se atraviesa huyendo.
 
2. El concepto de obra inacabada es deliberadamente resaltado y me parece uno de los más llamativos de la novela, pues expone la idea de que allí "la perfección todavía es posible". Hay una descripción maravillosa que refleja en parte la experiencia de leer esta novela:
"[...] apartando la mirada de él para volverse y concluirlo en su mente, y mirando luego otra vez como si, con la ausencia momentánea de su mirada y la fuerza de su imaginación plástica, hubiera podido concluirse por sí solo. Sin embargo, cada vez que volvía a mirarlo aparecía ligeramente diferente de como lo recordaba, desbarantando así sin remedio la conclusión que había fraguado."

3. El concepto de falsificación y vicio inherente. Suponemos que debemos reconocer en la novela otras novelas. La suposición es constante, de hecho, pues evidentemente sospechamos que está construida de esa forma. Yo apenas reconocí un pasaje de América de Kafka, pues la tengo muy fresca (está en francés, en la página 126, aunque puede tratarse tan solo de una coincidencia). Diríase incluso que llegué a identificar pasajes de mis propias novelas, y eso no es más que aquello de que la culpa de todo es del lector. Gaddis consigue reírse del lector, y al tiempo hacerlo cómplice. Pero no olvidemos que en toda falsificación (incluso variación o imitación) existe el vicio inherente, es decir, lo que podríamos llamar "originalidad", lo que Rodrigo Fresán califica de "estilo" de autor.
"No podemos asegurarnos contra el vicio inherente. No, maldita sea, tendré que sufrirlo hasta el fin, esta vez. ¿Entiende?"

4. La sátira es constante: del modelo de la industrialización del arte, de los marchantes, de los críticos, del ambiente esnob artístico, de todo lo falsificado (aquí se falsifican cuadros, momias, pasaportes, dinero, personas, etcétera). El engaño lo invade todo.
"Todo el puñetero alto nivel de vida americano depende de la economía americana. Toda la puñetera economía americana depende de la producción en masa. Para mantener un puñetero mercado de masas hace falta la publicidad. Eso es lo que hay. Sin publicidad, un producto desaparecería de la noche a la mañana. Da igual lo que sea, un libro o una marca de jabón, desaparecería. Hemos pasado por la puñetera Era de la Fe, por la puñetera Era de la Razón. Esta es la Era de la Publicidad."

5. El artista como sacerdote, un concepto romántico donde los haya, el artista debe perseguir la Verdad. ¿Acaso esta novela es representación de la pérdida de valor del arte y de la pérdida de aquello romántico? ¿Acaso se trata de una fragmentaria novela romántica? ¿Tal vez transmita la grandeza de lo que podría ser y no es?

6. La fragmentariedad de la realidad como reflejo de la fragmentariedad de la novela. (Hay una obsesión con los espejos, con taparlos.) Debemos construirla mediante la ejecución de la lectura, hasta donde cada uno pueda. Es tan monstruosamente grande (en todos los sentidos) que resulta muy difícil adivinar una estructura superior, ni siquiera imaginarla. ¿La Divina Comedia? ¿Fausto? ¿Nada de todo eso, solo la fragmentariedad y el ruido de un montón de conversaciones revolotenado entre las páginas? ¿Una magnífica fiesta de la palabra, en donde sin duda nos divertimos a lo grande?

7. Los reconocimientos es una novela coral. Un montón de personajes "vagamente agitados por las palabras que salpicaban a su alrededor", posiblemente muchos de ellos trasuntos de Gaddis mismo. Incluido este que encontramos en una de esas divertidísimas fiestas:
"He escrito una historia de la pianola. Una historia completa. He tardado dos años, lo he metido todo. ¿Qué pasa con la gente? ¿Qué es lo que quieren leer, sexo todo el tiempo? ¿Política?"